martes, 8 de julio de 2008

coney island


Hoy fuí a Coney Island. Salí caminando con ganas de hacer fotos interesantes y supuse que conocer y registrar Coney Island podría ser buena opción. Tomé el metro y transbordé a la línea D anaranjada hacia Stilwell Av. Me tardé como 45 minutos y al bajar no pude dejar de percibir el punzante calor, una temperatura bastante mas alta que la de Manhattan ó Brooklyn Heights.

Saliendo de la estación y caminando de frente hacia la playa ví "Nathan´s" el famosísimo y pionero puesto de hot dogs porque, cabe mencionar, los hot dogs se volvieron mundialmente famosos por los que empezaron a vender unos alemanes en Coney Island hace unos 100 años.

Continué caminando a través de los múltiples localitos de camino a la playa y me llamó demasiado la atención que, tanto de camino a la playa como frente a ella, no dejé de ver letreros con la palabra "fried" en ellos. Fried Shrimp, french fries, fried chicken, fried fish, fried onion rings. Me pareció un poco asqueroso pero lo relacioné con la incomodidad que me provocaba el calor.

Despues de lo "fried" siguen puros dogs: hot dog, chili dog, corn dog, double dog, cheese dog, hot dog nuggets, pretzel dogs, sauerkraut and onion dog...

Y con eso de que todos son 100% beef, no hubo forma de que probara alguno aunque, francamente, no se me antojaron ni tantito.

De pronto ví la playa, ésta playa no requería de pago para entrar y estaba atestada de personas, sombrillas, toallas, cervezas y comida rápida; con el parque de atracciones por no decir feria, de fondo. Así que llegué a la feria de texcoco junto a caleta, solo que aquí no había palenque.

El mar, posiblemente frío por estar en el Océano Atlántico del norte, estaba sorprendentemente lleno de gente, vestida ó en traje de baño. Me dispuse a medir la luz y empezar a disparar unas cuantas fotos mientras escuchaba un rap bastante alto que no identifiqué, proveniente de una grabadora grande vigilada por un hombre negro, bastante pasadito de peso y con lentes de sol dignos de cualquier tepiteño.

Al avanzar sobre la arena noté que había basura a lo largo de toda la playa, decorando cada espacio brutalmente ocupado por la sombrilla respectiva que formaba parte del poco armónico amontonamiento.

No hubo forma alguna de que me trajera aunque sea una conchita de regreso, mis intentos fallidos (una corcholata, un pedacito de vidrio, algo de carton...) me empezaron a desesperar.

Lo mas interesante fué la diversidad de personas, muchas de ellas latinas, muchos negros, muchos gringos white trash y no ví nada de asiáticos (ni árabes, ni hindúes ni chinito-ojo-rasgado) y como siempre, uno que otro turista despistado e itinerantes neoyorkinos lindos espolvoreados entre la multitud.

Tras disparar la última foto de mi primer rollo decidí dirigirme hacía el "amusement park" y aceleré mi paso arenoso mientras algún reggaeton me despedía.


Pasé por los puestos y aparadores de todo tipo de comida alta en ácidos grasos insaturados y me sorprendí al encontrar un juego llamado "Shoot the freak", ¡¡¡Shoot the freak!!! Consiste en dispararle con un tipo de escopeta con balas de pintura a un "live human being", me pareció perturbante y ridículo.

Porfin entré a "Astroland" con ganas de subirme a la rueda de la fortuna solo que doña Ferris Wheel no estaba ahí sino en el parque de a lado. De cualquier forma compré 10 dlls de tickets y cargue mi camara con otro rollo. Tomé unas cuantas fotos y estuve observando la devoción con la que una señora seguía a su hijita a través de todos los juegos festejándole cada vez que se subía a uno.

Al terminar el segundo rollo me dieron ganas de subirme a algun juego; había comprado los boletos y no había que desperdiciar. Al llegar a la Canoa Krakatoa, después de hacer cola, el encargado del juego me informó de manera totalmente descortés y con sórdido tono que no podía subirme ya que mi boleto era de "Kiddie Park" y esos juegos son para adultos. Qué raro Fernandita, comprando los boletos en la taquilla equivocada...

Como voy totalmente en desacuerdo con tirar el dinero a la basura no me quedó otra que usar mis boletos, aunque fuera en los juegos de niños (donde pueden subirse sus papás). Supuse que es lo mas honesto que alguien puede hacer con sus boletos equivocados así que me trepé a "Tilt-o-whirl", unas canastas de metal que giran sobre su propio eje mientras la superficie sobre la que giran va girando también, muy rápidamente, es una superficie desnivelada en forma de óvalo que gira y de la cual todas las canastas dependen.

Escogí la canasta 7, por ser mi número favorito y cabalístico, mientras unas niñas en la edad de la pubertad corrían y arrastraban a la pobre hermanita como de 7 años que no podía cambiar su cara de temor y preocupación.

El juego empezó y poco a poco fué aumentando la intensidad de las vueltas mientras la velocidad subía y subía, me empecé a marear demasiado y sentir esa adrenalina que provocan los juegos de feria que aunque molesta un poco, agrada tantito y vuelve la sensación medio adictiva. No podía creer que me estuviera asustando tanto y mareando mas y me empecé a acordar de mis viajes veraniegos de chiquita con mi familia.

De pronto, cuando mas mareada, exaltada y emocionada estaba, el juego terminó. Así que me quedé en mi canastita y le di al hombre de los tickets otro boletito.

Ésta vez lo disfruté mas al principio, cada vez quería que fuera mas rápido y el ignorárlo me provocaba un misterio embriagante. Por desgracia, acabo volviendose predecible cuando subiría y cuando bajaría la intensidad y, como todo lo predecible, perdió su encanto.

Me bajé caminando como niño mareado después de que le dan volantín, caminando chueco y con unas nauseas impresionantes. Porque carajos disfrutamos pagar por marearnos y luego tener ganas de guacarear? No lo entiendo pero si, me encanta.

Después de ese juego me subí a al carrusel, ahí no hubo mareos puesto que el carrusel iba lento con una música linda y los caballitos subian y bajaban lentamente. Mi último boleto lo usé en unas tazas más rápidas que el Tilt o whirl, preguntándome otra vez porque decidí estar ahí mientras me ganaba el mareo extasiante y me moría de la risa.

No hay comentarios: